Exposición Matías Ramón Mella Lithgow
Ramón Agustín Mella Lithgow nació el 25 de agosto de 1867 en Puerto Plata y falleció el 6 de
noviembre de 1922. Nieto del patricio Matías Ramón Mella, uno de los
Padres de la Patria, y de María Josefa Brea Hernández, heredó de su
familia un fuerte compromiso con la historia y la cultura dominicana. Su padre,
Idelfonso Mella Brea, fue abogado en París, Juez de Primera Instancia,
Gobernador de Puerto Plata, pintor y artesano, y también ejerció como Venerable
Maestro de la Logia Restauración No. 11.
Ramón Mella se formó en La Habana y desarrolló una intensa labor
artística como pintor, fotógrafo y caricaturista, destacándose por su
aguda visión crítica de la política dominicana de su tiempo. Bajo el seudónimo "Walter",
creó una serie de caricaturas políticas que se distribuyeron como postales
satíricas, algunas acompañadas de textos escritos por él mismo. Estas
imágenes, cargadas de humor, ironía y valentía, denunciaban las arbitrariedades
de los gobiernos y alertaban sobre la creciente injerencia de los Estados
Unidos en los asuntos del país, anticipando la intervención militar de 1916.
Ramón Mella fue pionero del arte gráfico como herramienta de crítica social y
política, dejando un legado visual valioso y provocador que hoy forma parte del
patrimonio cultural de Puerto Plata y de toda la nación.
1. El nacimiento de los partidos bolos y coludos
Tras el asesinato de Ulises Heureaux, la República Dominicana intentó retomar la estabilidad política con la designación de Juan Isidro Jiménez como presidente y Horacio Vásquez como vicepresidente. Sin embargo, los conflictos personales y las intrigas en el entorno de poder llevaron a su separación. De este cisma nacieron dos agrupaciones políticas fundamentales a inicios del siglo XX: los jimenistas, representados por el símbolo del gallo bolo, y los horacistas, por el gallo coludo.
Una postal simbólica de 1903 capturó la división del país, asignando a Jiménez la Patria, a Vásquez el rol de Dios y a Woss y Gil la Libertad. Esta representación, sin firma ni fecha, marca el inicio de una serie artística que narró visualmente los principales acontecimientos políticos de la época, con una visión crítica y cargada de simbolismo.
2. La Revolución Unionista y la primera injerencia estadounidense
El estallido de la Revolución Unionista en Puerto Plata propició la subida al poder del líder bolo Carlos Felipe Morales Languasco, quien fue nombrado presidente provisional el 6 de diciembre de 1903. El movimiento representaba un intento de reconciliación entre jimenistas y horacistas frente al gobierno de Woss y Gil. Para recibir el reconocimiento de los Estados Unidos, Morales tuvo que aceptar un acuerdo que daba control de las aduanas al país del norte, comenzando así una nueva etapa de injerencia extranjera.
Este control financiero fue legalizado mediante el llamado Laudo Arbitral, y más tarde reforzado con el Modus Vivendi. Aunque Morales fue confirmado presidente por elecciones, las disputas por el control del Estado y la presión internacional lo llevaron a renunciar. Fue sucedido por su vicepresidente Ramón Cáceres, quien se convirtió en el nuevo rostro de la política nacional bajo vigilancia extranjera.
3. La imposición de Eladio Victoria y la “lucha de los quiquises”
Tras el asesinato de Ramón Cáceres, el joven militar Alfredo María Victoria usó su poder para imponer a su tío Eladio Victoria como presidente, aunque este no contaba con el apoyo popular ni con la experiencia necesaria. La imagen satírica de la época lo muestra pisoteando la Constitución y con una tortuga atada, símbolo del lento avance del gobierno.
La presidencia de “don Quiqui” fue marcada por una cruenta guerra civil conocida como la “lucha de los quiquises”, caracterizada por múltiples insurrecciones y fusilamientos. La violencia incontrolable llevó a una creciente presión internacional, especialmente por parte de Estados Unidos, que apelando a la Convención de 1907, envió una comisión con amenazas de intervención militar directa.
4. La presidencia provisional de Monseñor Nouel
Ante el caos político, se acordó elegir como presidente provisional al arzobispo Adolfo Alejandro Nouel, quien gozaba del respeto de todos los bandos. A pesar de su carácter conciliador, pronto se vio abrumado por las exigencias de los partidos, las protestas de grupos armados y la presión estadounidense para modificar la legislación electoral.
Una postal satírica muestra a Nouel tratando de mantener el equilibrio entre el poder y la paz, con la tortuga del gobierno avanzando lentamente y el Tío Sam oculto tras el trono. La escena reflejaba la fragilidad del momento y la dificultad de gobernar sin ceder ante las múltiples presiones, tanto internas como extranjeras.
5. El calvario de Nouel y su renuncia
La presidencia fue un verdadero martirio para Monseñor Nouel, quien se vio rodeado por ministros ambiciosos, conflictos armados, exigencias de caciques como Desiderio Arias y la intervención constante de Estados Unidos. Esta etapa fue tan dolorosa para él que Ramón Mella la ilustró como una “Vía Dolorosa”, con el presidente cargando una cruz acompañado por el Tío Sam.
Al no poder soportar más, Nouel abandonó el país alegando problemas de salud y presentó su renuncia desde Europa el 31 de marzo de 1913. Dejó así un gobierno colapsado, envuelto en pugnas políticas e incapaz de encontrar un rumbo estable para la República Dominicana.
6. El breve gobierno de José Bordas Valdés
Tras una intensa lucha parlamentaria, José Bordas Valdés fue elegido presidente provisional en abril de 1913. Aunque prometió convocar elecciones en un año, sus acciones mostraron su intención de quedarse en el poder. Su alianza con los jimenistas, especialmente con Desiderio Arias, desató el rechazo de los horacistas, quienes veían disminuida su participación en el gobierno.
La subasta del Ferrocarril Central Dominicano provocó un estallido armado conocido como la Revolución del Ferrocarril. Una postal satírica retrata a Desiderio Arias ofreciendo una lechosa a Bordas, comparándolo con un “pájaro bobo”, símbolo de su ceguera política y sumisión a intereses ajenos al pueblo.
7. Bordas y el inicio del fin
A principios de 1914, la situación económica del país era crítica. Bordas no podía pagar ni a los congresistas y buscaba apoyo externo, lo cual requería aceptar supervisión financiera de EE. UU. Decidió postularse a la reelección, lo que detonó una insurrección general liderada por varios jefes militares y políticos, incluyendo el regreso de Horacio Vásquez desde Puerto Rico.
El país se levantó en diversas regiones y Bordas, resistiéndose a dejar el poder, fue caricaturizado por Walter como un hombre aferrado a su silla mientras una mano lo empujaba para sacarlo. Esta imagen reflejaba la desesperación del pueblo ante un gobierno que no cedía.
8. El sitio de Puerto Plata por Bordas
Durante el ataque a Puerto Plata, una de las postales más impactantes representa a Bordas avanzando con la muerte y el caos a sus espaldas. Su ejército causó gran sufrimiento, pero fue enfrentado por una fuerza legalista inferior en número pero con gran determinación.
Los combates fueron intensos y constantes. Testigos como Rodolfo Limardo dejaron testimonio de los tiroteos y bombardeos que mantuvieron en vilo a la ciudad. A pesar de los avances de las tropas de Bordas, fueron finalmente rechazadas con grandes pérdidas humanas.
9. El pacto final para frenar a Bordas
Frente a la amenaza que representaba Bordas, los tradicionales partidos bolos y coludos unieron fuerzas en el histórico Pacto de Guayubín, firmado el 24 de mayo de 1914. El objetivo era restaurar el orden constitucional y evitar una intervención militar estadounidense.
Una postal satírica representó a Bordas como un Napoleón fracasado: “Llegué, vi y no vencí”. El uso de símbolos como la mata de lechosa y la espada fálica reafirmaban la burla hacia un gobernante que, a pesar de todo su poder, no logró consolidar su control ni ganarse el respeto del pueblo.
10. La resistencia civil en Puerto Plata
Durante el sitio, los ciudadanos de Puerto Plata sufrieron una crisis humanitaria. Sin alimentos, agua potable ni recursos, resistieron heroicamente. Washington Lithgow escribió que solo quedaban “dignidad, vergüenza y abnegación” frente a la obstinación de Bordas.
Una de las postales muestra a Bordas espiando desde la distancia, ajeno al sufrimiento que causaba. El bombardeo del hospital de El Morro por parte del crucero estadounidense Mochia simbolizó el colapso de la situación y la inminencia de un desenlace trágico.
11. El “Waterloo” de Bordas
El fracaso de Bordas fue representado por Ramón Mella con cruces, explosiones y desolación. La postal satírica mostraba los elementos que marcaron esos meses: tiroteos interminables, ruina por doquier y una derrota estrepitosa.
Sentado sobre un botiquín, Bordas aparece meditando, comparado con Napoleón. Esta obra es una de las más poderosas visualmente de la colección, mostrando cómo el arte pudo capturar y criticar la historia con aguda ironía y sensibilidad.
12. La huida de Bordas
El 18 de agosto de 1914, Bordas abandonó el país sin haber entrado a Puerto Plata. Se embarcó en el vapor "Jacagua", mientras las tropas gubernamentales se retiraban, dejando atrás una ciudad marcada por el sufrimiento.
La postal representaba su salida como una especie de botín de guerra, donde se incluían animales, objetos domésticos y personajes caricaturescos. La cuarteta popular “Adiós viejito Bordas…” selló este momento con el tono burlón que caracterizó toda esta saga.
13. Elecciones y amenaza de intervención
En 1914, solo dos figuras dominaban el panorama político: Vásquez y Jiménez. Walter caricaturizó el escenario político como un observatorio donde EE. UU. presionaba para que se eligiera una “estrella” confiable.
La postal mostraba a un pueblo aparentemente pasivo, que en realidad vivía bajo la constante amenaza de una intervención militar. La advertencia era clara: elegir mal significaba perder la soberanía.
14. Títeres del Tío Sam y la elección de Jiménez
En una postal producida en Nueva York, los candidatos presidenciales eran manejados como títeres por el Tío Sam. Horacio Vásquez intentaba dar señales de paz, mientras Jiménez resultó electo. Sin embargo, su gobierno fue breve y caótico.
Las imposiciones de EE. UU. —como el control de las finanzas y la disolución de cuerpos armados— llevaron a su renuncia. Finalmente, Francisco Henríquez y Carvajal asumió el poder, justo antes de que el país fuera sometido a un gobierno militar por parte de Estados Unidos en 1916.
15. La política como ópera burlesca
Una de las postales más detalladas presenta la política dominicana como una ópera. La República, representada por una bailarina con los colores patrios, se movía al compás de una orquesta dirigida por Horacio Vásquez, acompañado de figuras como Peynado, Henríquez y Jiménez.
El Tío Sam aparecía como el maestro de ceremonias, y la tortuga del gobierno seguía atada, sin poder avanzar. Esta sátira revela el teatro político de la época y la gran habilidad artística de Ramón Mella para retratarlo.
16. La “Gira de Uncle Sam” y la intervención de 1916
En 1916, Walter produce una postal titulada “Gira de Uncle Sam”, que critica la expansión imperialista de EE. UU. por el Caribe. La imagen incluye a Cuba, Puerto Rico, Haití y finalmente República Dominicana, cayendo bajo la sombra del águila imperial.
El uso de la Doctrina Monroe como justificación para intervenir en países con conflictos internos muestra cómo EE. UU. aprovechó la inestabilidad para ampliar su dominio regional. La postal funciona como advertencia y crónica de una soberanía en peligro.
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