jueves, 21 de julio de 2011

Luperón

Sociedad Cultural Renovacion, A Luperón nos lo  representa nuestro, amor a la independencia derecho tan alto! Tan sagrado en Quisquella como en Francia.
En el momento culminante de su heroico patriotismo, cuando, según la tradición perseguía a planazos a los irresolutos! Tibios con la patria.
Estatua por estatus, si seductora de buenos es la actitud de gambotta, mas seductora de fieles el bien a la justicia es la de Luperón: el francés se erigía su estatua con actos que el mundo contemplaba, que la expectativas del mundo estimaba, que la admiración del mundo hacia fáciles ¡ placenteros; el quisqueyano no sabía si quiera que se le estaba estatuando en la historia de su patria cuando desentendiéndose del mundo, sin más testigos de su heroísmo que los testigos de él, realizaba en el fondo oscuro de las selvas, en en desconocidos lugarejos de un país desconocido, los prodigios de actividad, movilidad, entusiasmo ¡ convivio que dieron a luz la segunda República Dominicana.
En Gambetta, la gloria era un estímulo de todos los días, de cada hora, de cada despacho telegráfico, de cada salutación, de cada aclamación, de cada ovación que recibía.
Al pobre sostenedor del derecho de quisqueya ¿qué aclamación, siquiera lo estimulaba?
¿ qué salutación al menos, lo enardecía? El apodo qué da la fuerza escandalizada al derecho que la escandaliza: “Bandolero”.
Bandolero, bandido, salteador de caminos, como siempre lo fueron los libertadores para los usurpadores de vida en las colonias; como lo fue Miranda, como lo fue Hidalgo, como lo fue Bolívar, Morazán, Nariño, Gamarra, santa Cruz, O’ Higgins, San Martin, Artiga.
Como lo fue Narciso López, como lo fue Céspedes, como lo está siendo Máximo Gómez, no tuvo Luperón mas incentivo que la resuelta resolución de no consentir amos en su tierra.

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